14 de noviembre de 2010

El joven tenista de Costa Baja

Es poco conocido que hace casi cuarenta años Enrique Hambleton acompañó al profesor universitario estadunidense Harry Crosby como fotógrafo, traductor y compañero en la exploración y registro de las pinturas rupestres de la sierra sudcaliforniana. Luego de la exploración de campo, mientras Crosby daba a conocer en el extranjero la existencia de estas obras monumentales y su valor para la humanidad, Hambleton se dedicó con vigor y capacidad a convencer a las autoridades mexicanas sobre la necesidad de protegerlas.

Es difícil no asociar su nombre con las primeras misiones del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) para investigar las pinturas. Esto pasó en 1982 y sólo tres años después se instaló esa delegación del gobierno federal. Ocho años después, cuando la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) aceptó a la Sierra de San Francisco como Sitio de Patrimonio Mundial, su participación fue fundamental: fungió de anfitrión a los dictaminadores y los condujo al interior de la sierra, en compañía de algunos funcionarios del INAH y del gobierno del estado.

Esta labor como promotor de la conservación de las pinturas rupestres ha estado estrechamente vinculada a la valoración del modo de vida de los ranchos sudcalifornianos, de la protección de los ecosistemas peninsulares y el desarrollo de la cultura en Sudcalifornia. Para lo primero, fundó con el Dr. Miguel Mondragón la asociación Amigos de Sudcalifornia (AMISUD), para auxiliar a las comunidades serranas y facilitar el trabajo de investigación del gobierno mexicano e instituciones extranjeras en los años ochenta y noventa. Para lo segundo participó en la fundación de la Asociación de Historia Natural Niparajá, A.C., presidió la Fundación Pronatura Noroeste y auxilia como consejero al Museo de Historia Natural de San Diego. En lo tercero fundó y participa activamente en la Asociación de Amigos del Museo Regional de Antropología e Historia de Baja California Sur.

Leer su currículum en voz alta y en público es todo un reto. Porque además ha tenido un papel fundamental como divulgador de las pinturas rupestres y la vida de los rancheros, mediante libros o publicaciones que ha escrito o traducido, exposiciones de fotografía documental que ha tomado él mismo o ha patrocinado, e innumerables conferencias en diversas partes de México y el mundo.

Hace varios meses, en La Paz ofreció una charla pública donde destacó nuevamente la importancia de las pinturas rupestres no sólo como patrimonio de la humanidad, sino particularmente como patrimonio de los sudcalifornianos. La plática era un evento de recaudación de fondos para el Museo Regional de Antropología e Historia y coincidió en día y hora con la conferencia magistral de Paco Ignacio Taibo II en la UABCS, el día 24 de febrero de 2010. Proporcionalmente, cabe decir, la sala de historia natural del museo estuvo tan llena como la del poliforo universitario. Es la gran capacidad de convocatoria que tiene Hambleton y que refuerza cada ocasión que se presenta en público.

Muchos de quienes donaron poco más de diez mil pesos ese día lo hicieron por conocer las pinturas a través de Hambleton más que por apoyar al Museo Regional de Antropología e Historia. Por eso muchos extrañamos que se rehusara a dar una opinión personal sobre el significado de las pinturas.

Luego de cuarenta años de conocer y seguir de cerca las investigaciones sobre el tema, Hambleton es un verdadero especialista en pinturas rupestres sudcalifornianas, quizá el más auténtico, porque no es funcionario del INAH o académico universitario. Puede explicar de manera precisa por qué son importantes y contar de manera sencilla todo lo que se sabe de ellas. Esa ocasión se reservó una interpretación personal. De lo poco que dijo entonces puede tenerse como seguro que no desea contribuir a la banalización del arte rupestre y a lo que sería su consecuencia: la vandalización de las cuevas donde están las pinturas. También es posible que se estuviera guardando para la presentación de su primer libro sobre este tema, el 16 de noviembre de 2010 a las 18:30, en el Centro Cultural La Paz: Lienzos de piedra. Pintura rupestre en la península de Baja California.

Pero ahora cabe recordar sus palabras finales al libro de Crosby, Descubriendo los grandes murales de un pueblo desconocido (1997, sólo en inglés), donde explica: “El lector debe estar advertido de la responsabilidad que implica que este libro pueda ser usado como guía de campo. No sólo ofrece una oportunidad para tener la experiencia (directa) de las pinturas rupestres de Baja California, sino también su cultura y ambiente natural. Provee una llave de acceso a un mundo delicado donde uno debe pisar suavemente y con respeto.”

Él mismo señaló en su charla del 24 de febrero de 2010 que el poder de estas obras antiguas (las cuevas y las pinturas) estableció la dirección de su vida. ¿Qué sería de los sudcalifornianos sin estas cuevas pintadas? ¿De qué otra forma encontraríamos jóvenes tan valiosos como Enrique Hambleton?